Las organizaciones toman decisiones constantemente, desde contratar personal nuevo hasta adoptar nuevas tecnologías. Es natural suponer que estas diversas opciones requieren enfoques diferentes. En 1974, Roy propuso una clasificación de tipos de decisiones que sigue siendo relevante en la actualidad. Comprender este marco puede conducir a una estrategia organizacional más efectiva.
Los cuatro tipos de decisiones fundamentales
El modelo de Roy divide la toma de decisiones en cuatro categorías distintas:
1. Describir: Esto implica delinear claramente cada alternativa posible y sus resultados probables. El objetivo aquí es simplemente comprender lo que implica cada opción. Esta etapa es crucial para proporcionar una base de conocimientos antes de una evaluación adicional.
2. Clasificación: Este tipo de decisión clasifica las alternativas en clases o grupos definidos. Por ejemplo, clasificar a los proveedores potenciales en “aprobados”, “pendientes de revisión” y “rechazados”. Esto simplifica las decisiones complejas al reducirlas a grupos manejables.
3. Clasificación: Aquí las alternativas se ordenan por orden de preferencia, de mejor a peor. Esto es valioso al seleccionar entre un conjunto de opciones donde no existe una “mejor” clara pero el valor relativo importa. Piense en priorizar proyectos en función del retorno de la inversión (ROI).
4. Elegir: Este es el tipo más sencillo: seleccionar una (o una combinación) de alternativas como decisión final. Aquí es donde se toman medidas. Sin embargo, incluso elegir puede implicar criterios complejos.
Por qué esto es importante
La clasificación de Roy no es sólo académica. Destaca que no todas las decisiones son iguales. Tratar un escenario de “elección” como uno de “descripción” (analizar en exceso en lugar de actuar) es una pérdida de tiempo. De manera similar, aplicar la clasificación a una situación en la que existe un ganador claro (una elección simple) añade una complejidad innecesaria.
Las organizaciones que reconocen estas distinciones pueden agilizar los procesos de toma de decisiones, reducir la confusión y mejorar los resultados. Al aplicar conscientemente el método correcto a cada situación, las empresas pueden evitar la parálisis del análisis y maximizar la eficiencia.
En conclusión, el modelo de Roy ofrece un marco práctico para organizar la toma de decisiones. Al comprender los cuatro tipos distintos (describir, clasificar, clasificar y elegir), las organizaciones pueden optimizar sus procesos y tomar decisiones más informadas.
